Factores como crecimiento urbano y progreso no siempre acompañan a la Naturaleza, generando riesgos para el ambiente y la calidad de vida.

Uno de los dilemas que ha debido enfrentar la región a lo largo de su historia tiene que ver con el desafío de acompañar un desarrollo poblacional de escala geométrica con medidas tendientes a evitar que este derive en un deterioro de la calidad ambiental.

A lo largo del circuito, Usted podrá apreciar un evidente crecimiento urbanístico que va desde nuevos barrios residenciales hasta la denominada Villa Lolog, englobada en el concepto de ?ciudad satélite? (área de radicación de gente que desarrolla su actividad cotidiana en otra que no puede albergarlos, en éste caso puntual San Martín de los Andes).

La ocupación del espacio natural y su necesidad de preservarlo, por un lado, y la demanda de servicios que tales urbanizaciones requieren (tratamiento de residuos, provisión de agua potable, evacuación y tratamiento de efluentes), por el otro, generan no pocos problemas ambientales, en especial por tratarse de tiempos ?los de la Naturaleza y los poblacionales- muy distintos entre sí.

Peligros reales como la contaminación de capas freáticas, visual o de aguas superficiales, desforestación y pérdida de calidad ambiental, son sólo algunos de los elementos de una balanza que resulta muy difícil de equilibrar a la hora de satisfacer la desproporcionada demanda poblacional de los últimos tiempos.

Afortunadamente, aunque con dificultades lógicas, el concepto de ?desarrollo sostenido? prevalece en las políticas ambientales sanmartinenses, lo que ha permitido regular y acompañar el notable crecimiento urbano de la ciudad en la última década.