La Chalupa de las animas del lago lácar

Recopilado por Bertha Koessler, 1962. Narrado por Ñancupán.

Parecía que iba a ser un día nublado, pero cuando me fui a eso del mediodía al Lácar, para ver mis majadas, que pastaban cerca del peñascos llamado Bandurria, el sol se había comido la neblina, había iluminado todo. Como aceite se veía el agua, que se movía suavecito. En el cielo no se veían nubes grises, ni oscuras, ni "plumitas" de color se veían. Cuando miré otra vez el vallecito que está a la derecha de la Bandurria , vi que algunos de mis animales miraban furiosos hacia el lago. Y allí fué que ví el "palo", el árbol de los espíritus que es el lago. Pero a mí no me parecía árbol, sino una barca, que tenía dos palos y clarito se veían los hombres que remaban.

Pesada andaba, despacio, no tenía nada de raro, cualquiera podía ver que iba hacia el Sur. Cuando yo, contento, le hice señas,, ni me miraron; parecía que descansaban no más, sin hacer ruido casi y miraban alrededor sin preocuparse. Yo sabía que en lago no hay barcas, solamente una que otra canoa. Conocía las barcas, que una vez, cuando fui en un malón que hicimos en Bahía Blanca, vi muchas cosas nuevas y tambien estas barcas. Y lo que me parecía ya tan antiguo resultó de repente muy cerca: una barca en el Lácar. Relucía todo, parecía que la barca se agrandaba y que quería subirse en el aire, igual que una nube clarita. Grité y le hice señas. Hice ondear mi trarulonko ( vincha que se coloca en la frente) entre los arbustos , Me parecía conocer las caras de la gente que movían los remos todos igual. Eran caras satisfechas, tranquilas, que saludaban al sol. Tan cerca estaban ellos , que el ruido de los remos lo escuchaba lo mas bien. Todo ahí era luz: alegre era eso. Tuve como un escalofrío y quería estar con los amigos. Quería correr hasta la playa. Una barca de los espiritus sería; serían los antiguos que se atrevían a andar en pleno día y sin viento. Pero todavía quise esperar a ver que iba a hacer la barca, si seguiría para el Sur ? Entonces parecía que querían dar vuelta. Pero al contrario remaban para el centro del lago, donde se había ido formando una mancha oscura, azul, alrededor.

La mancha se hacía más grande y la mancha se achicaba. De repente, cambió todo: los que remaban se volvieron gaviotas. Volaban en círculo como para orientarse y al fin decidieron nadar. Mucho rato todavía se veían sus alas y se escuchaban sus risas ju, ju, ju antepasados , se volvió un gran ketru (pato) . Chapoteaba fuerte; haciendo mucho ruido nadaba y dejó una mancha espumosa detrás, que se veía como un trarulonko que flotaba en el lago. La barca se había vuelto un tronco de leña, y el tronco se deshizo en pedacitos grandes y chicos. Sobre el agua flotaban y se hundieron en al rato, después. Fuerte estaba la luz del sol. Nada se oscurecía con sombra . La barca se había ido para siempre y yo estaba seguro de haber visto un " cambio". Uno de esos de que hablan en la tribu desde antiguo, desde muchísimo tiempo atrás. De los cambios que cuentan los viejos, como hablan del uampú ( canoa de madera hecha de un tronco ahuecado): Como no voy a creer en el " tronco" que muchos lo han visto. Nguluches ( mapuches chilenos -ngulu " oeste" y che "gente"), que hay que creerles, chilenos, que saben muy bien que es un uampú. A veces parece como cacique y hasta muestra el hacha de mando. También sabe cabalgar sobre una inmensa raíz, que hace pedazos lo que se lepone por delante en las noches de tormenta. Todo eso significa desgracia, hay que cuidarse.

El "tronco" o " cacique", saben llamarlo, no es tan rico y poderoso como Shompallué ( ser mitológico que vive en el agua, rapta a las jóvenes y se las lleva a su reino submarino). Este sí es poderoso, este tiene en el fondo del lago casas y vasijas de oro y las mujeres mas lindas. Los viejos cuentan que vivía solo en la ciudad que está hundida en el lago . La ciudad que desapareció , que por eso se llama Lácar el lago, quiere decir la ciudad muerta. Así que él esta viviendo en la ciudad , mientras que el " tronco" o " cacique", anda siempre sobre el agua. Pude cambiarse en lo que mas le guste, no hace nada malo, al revés que Shooompallué, que a veces no es bueno. Ahora claro que el "tronco" mata, cuando lo hacen enojar. Le gusta remar contra la corriente y contra el viento, porque es muy fuerte. Su uampú es mas grande y mas pesado que otros, pero muchas veces se deja ver como tronco de árbol y no como canoa.

De Ciudades Perdidas

La Ciudad del Lago Huechulafquen

Recopilado por Berta E. Vidal deBattini, 1984. Narrado por Sabino Cárdenas, 1960, Junín de los Andes. Peón de campo con escolaridad primaria completa.

Pedro Novoa contaba que en el fondo del lago Huechulafquen había una población, que según él, aparecía y desaparecía. Que cuando había tempestad aparecía y se veían casas, galerías y la torre de una iglesia. Y que cuando alguien se acercaba desaparecía. También decía que desde diciembre a enero, a las doce del día, aparecía la ciudad y que se podía ver muy bien todo. Cuando alguien se quería acercar, desaparecía.

En ese tiempo fue mucha gente a ver la población. Hasta el comisario fue a verla. Unos dicen que la vieron, otras no la pudieron ver. La población aparecía y desaparecía.

Dicen que en el fondo hay unos cerros, y en los lagos de estas partes. En el Lago Lolog, todos dicen que aparecen animales. Que sale una vaca y cuando la corren se hunde en el lago. Dicen también que en el fondo hay una población.

La Ciudad Encantada de Junin

Dicen que hay una ciudad encantada en ese cerro, en el Lanín. Dicen que se ha visto gente. Había un ingeniero que porfiaba por subir al Lanín.

José Perez, paisano viejo, le dijo a un muchacho:

- Vamos a ver compañero, ¿Va a subir a ese tapado de nieve, ése que nunca seca?

- Compañero, no va aparecer mas si va. Hay un pueblo adentro. Te dan calabozo si vas. La gente paisana decía así. ¿Va a ser capaz de subir ese gringo?

Y el gringo porfiaba por subir, Y dicen que los dos y otro compañero fueron a subir: Ahí dicen que se enojó el cerro y que venía un viento fuerte y nevaba. Y caían. No los dejaba subir. Se resbalaban , se revolcaban y se perdían en la nieve. Se golpeaban por todas partes. Se cansaron , no se podían sujetar. De un soplido las mandó rodando y llegaron abajo. Entonces se les antoja recorrer toda la orilla . Y había un puente. El gringo andaba como loco. Y entró, y pasó el puente . Se abrió como una boca y quedó ahí adentro. Y el muchacho decía:

- Casi me tocó a mi también. Casi quedé adentro no más. Se perdió el compañero. Y el viento siempre enojado los perseguía. Los dos que quedaban oyeron todo. Dicen que hablaba gente, toreaban los perros , bramaban como vacas y toros, relinchaban caballos. De todo se oía.

Dicen que ahí se ha perdido gente. Entran a ese pueblo y no vuelven mas.

Dicen que a los años apareció el gringo. A los dos años se aparece la gente que ahí se ha quedado. Lo reconocieron, pero no hablo nada . Todo blanquito, chupada la sangre. Los compañeros lo vieron al gringo. El les volvió la espalda y no se los vió más.

Dicen que el Lanín se tragó ese pueblo y que no va a aparecer mas.


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